Tempus fugit y alcanzamos de lleno la cuarta semana -y la cuarta edición- en nuestro Diario de Progresos de Santa Clara.
Tras una tercera semana dónde los esfuerzos de nuestro equipo se centraron tanto en finalizar la delimitación de los diferentes espacios que compondrán la vivienda, como en comenzar a proyectar las instalaciones de fontanería y electricidad; arrancamos este nuevo ciclo de siete días mirando hacia arriba para marcar como meta el techo.
Este es un elemento que juega un papel crucial en el proyecto ya que desempeñará varias funciones de vital importancia.
Su cometido principal, más allá de servir como elemento de remate estético, será trabajar como soporte para buena parte de la instalación eléctrica, así como para una porción importante de tuberías y conducciones de fontanería.
Para ello, las diferentes placas que conformarán dicha cubierta no pueden ser emplazadas o pegadas directamente al propio muro, sino que tienen que se colocarán de forma suspendida a través de un completo entramado de rieles, que permitirá no solo contar con un sistema duradero y fácilmente reparable en el futuro -si se da el caso- sino que además creará el margen adecuado para poder situar de forma disimulada toda la madeja de cables y tuberías que antes os indicábamos.
En toda obra -y esta no iba a ser una excepción- la techumbre es fundamental por otros motivos más allá de los estéticos -presentar un acabado atractivo visualmente- o funcionales -actuar como contenedor de buena parte del entramado eléctrico o de fontanería-, sino que también presenta una labor estructural de vital importancia en temas de eficiencia energética, ya que se estima que el techo puede suponer un punto de fuga para el casi el 40% de la temperatura de una vivienda.
Así pues, contar con un buen sistema -bien planteado y sobre todo bien ejecutado- para esta parte de la estructura se hace imprescindible para conseguir uno de los objetivos principales de nuestro proyecto: conseguir la alta calificación energética de la vivienda de Santa Clara.